Este libro recorre los pormenores que rodearon la creación de una ermita en el hoy llamado Puerto Viejo de Algorta, los avatares que se sucedieron hasta su desacralización (luego se convirtió en Escuela de Naútica, perrera, lugar de ensayo para la Banda de Música) debido a la ereccción de la Parroquia de San Nicolás de Bari en Algorta. Explica las vicisitudes que tuvieron que ocurrir para que esto se diera, cómo se fue construyendo con la colaboración de todos los vecinos y se le fueron añadiendo elementos a lo largo del tiempo según se iba consiguiendo el dinero necesario. Entre ellos un magnífico órgano que desde 1908 acompaña la liturgia y permite escucharlo en toda su extensión en los conciertos que se programan periódicamente. De él se explican sus características desde un punto de vista técnico así como las de un armonio que reposa en un rincón de la Iglesia. Así mismo el autor no ha querido olvidarse de los distintos organistas que pasaron por sus teclados, relatando los diversos aconteceres que estos superaron y las diversas reparaciones habidas en el instrumento hasta la fecha.